martes, 25 de octubre de 2016

Zaragoza. La Guerra de Independencia contada por nuestro wargame (1808-1809) (IV)

Las cartas españolas que traemos hoy aquí cubren dos eventos que ocurrieron a finales de mayo de 1808. la primera permite a las unidades españolas concentrarse de forma más acelerada, o a las unidades que se encuentran aisladas cerca de las fuerzas francesas retirarse lo más rápidamente posible para evitar su destrucción.

CONCENTRACIÓN (SP-10): La dispersión existente de las fuerzas españolas regulares al inicio de la guerra y la afluencia de voluntarios hizo preciso un esfuerzo de concentración. Una gran parte de fuerzas españolas regulares se encontraban en Portugal, las situadas al norte de esta nación, se retiraron hacia Galicia, y las restantes a Extremadura y Sevilla. Otras unidades españolas situadas en el centro de España se retiraron a la periferia. Una de las primeras en hacerlo (23 de mayo) fueron los 700 soldados del batallón de ingenieros de Alcalá de Henares (cerca de Madrid). Desobedeciendo las órdenes del mariscal Murat y sus amenazas, abandonaron su cuartel y se marcharon a Valencia donde los recibieron con entusiasmo. Este hecho de armas es el cuadro que acompaña la carta, una magnifica pintura del excelente pintor histórico militar español Augusto Ferrer Dalmau (1964- ), del que hablaremos en próximas entradas. 


La segunda carta es un emblemático y poderoso evento; el levantamiento del pueblo de Zaragoza contra los franceses. Este evento recrea la fortificación de la ciudad, el levantamiento de dos divisiones de milicia, y la aparición de un carismático, aunque mediocre general, como fue José de Palafox.
  
EL LEVANTAMIENTO DE ZARAGOZA (SP-2): La ciudad era clave para garantizar las comunicaciones del norte de España, y para controlar Aragón y Cataluña. Tras la sublevación de la ciudad el 24 de mayo cuando se conocieron los sucesos del dos de mayo en Madrid, José de Palafox, cabeza de la rebelión en Aragón, fue nombrado líder de la sublevación ante la indecisión de las autoridades. Se formó una junta militar, que se centró en recabar apoyos en Aragón; Palafox repartió las armas del arsenal de la Aljafería y formó tercios de voluntarios para completar la pequeña guarnición de la plaza iniciándose la fortificación y mejora de las defensas de la ciudad. Las fuerzas al mando de Palafox llegaron a más de 10.000 hombres, aunque la mayoría sin experiencia ni entrenamiento y unos 80 cañones viejos.


Aunque la carta es del levantamiento, creo que debemos explicar a que condujo dicho levantamiento, que fue al primer sitio (o asedio) de Zaragoza por los franceses. 

A principios de junio de 1808 una división de infantería reducida y destacamentos de caballería al mando del general Lefèvbre-Desnouettes fue enviado desde Pamplona a tomar Zaragoza, ya que su valor estratégico era enorme por ser la capital de Aragón, y por ser un nudo de comunicaciones clave, ya que está a mitad de camino entre Madrid y Barcelona, y además equidistante de las dos avenidas de entrada en España desde Francia, la occidental por San Sebastian (Vascongadas), y la oriental por Figueras (Cataluña). 

Los franceses se lanzaron al ataque inmediatamente pues esperaban una victoria rápida. Las débiles defensas de tapia de ladrillo y adobe, no resistieron las primeras descargas de artillería, y se abrieron brechas entre las puertas del Carmen y del Portillo, por las que entró la infantería francesa. Sin embargo, se encontraron con un intenso fuego de miles de milicianos armados, lo que supuso una amarga sorpresa, ya que no esperaban esta resistencia. Después de una larga lucha los defensores rechazaron el primer asalto francés. Los escasos atacantes que lograron entrar en la ciudad durante la batalla, o fueron aniquilados junto a las tapias del límite de la ciudad o diezmados a lo largo de sus calles y plazas cuando consiguieron penetrar dentro de ella.



El general José de Palafox, a caballo. Francisco de Goya. Museo del Prado, Madrid.


Tras este inesperado fracaso, los franceses sometieron la ciudad solo a intermitentes bombardeos, intentando cortar sus líneas de abastecimiento con el resto de Aragón y Cataluña, pero sin organizar un asedio ya que sus tropas eran insuficientes. El pueblo de Zaragoza, por su parte, se ocupó de diversas obras de fortificación: parapetos, aspilleras, barricadas.

A finales de junio el general Verdier, llega con refuerzos y se hace cargo del asedio, incrementando los bombardeos. Un nuevo asalto francés fue rechazado, aunque los franceses ocuparon el barrio a extramuros de Torrero y algunos otros sitios fuera de la ciudad.



El 2 de julio los franceses lanzan otro ataque general. El ataque es al oeste  de la ciudad en las puertas de Sancho y del Portillo, En esta última, una mujer llamada Agustina Zaragoza dispara una batería, cuyos artilleros habían caído,  poniendo en fuga a la avanzada francesa y permite conservar la puerta. Un hecho heroico que galvanizó la resistencia española durante toda la guerra. Se libraron combates ademas en las puertas del Carmen y Santa Engracia, y en los conventos que se habían convertido en reductos por los españoles aprovechando sus sólidos muros de piedra. Todos los ataques franceses fueron rechazados una vez más.

El asalto de Zaragoza, por January Suchodolsky (1845), Museo Nacional de Varsovia

Tras este último fracaso, los franceses deciden asediar la ciudad completamente. Por ello, primero tratan de aislar la ciudad y de completar el cerco. Construyen un puente sobre el río Ebro para poder rodear la ciudad por el otro lado del río. Después asaltaron y tomaron la mayor parte del Arrabal, barrio zaragozano separado del resto de la ciudad por el río. Durante el resto del mes de julio, la lucha casa por casa y calle por calle ya que los franceses querían hacerse con el control de los barrios extramuros, mientras el sitio se formalizó cuando llegaron zapadores e ingenieros del ejército francés para construir trincheras, minas subterráneas y ubicaban baterías con artillería de asedio.

A primeros de agosto, y tras un intenso bombardeo de tres días, los defensores aguantaron la gran ofensiva francesa. Los daños a la ciudad y a los defensores fueron enormes, pero las pérdidas de los atacantes fueron muy elevadas, resultando herido el propio general Verdier. Sin embargo, las noticias de la derrota francesa en Bailén hicieron que los franceses abandonasen sus posiciones, destruyendo el monasterio de Santa Engracia e incendiando el convento de San Francisco.

En conjunto, el ejército francés fue derrotado por una pequeña fuerza militar profesional española apoyada por numeros ciudadanos que se unieron a la defensa de Zaragoza. Este primer sitio costó a los franceses entre 3.000 y 4.000 hombres. La cantidad de muertos, heridos o enfermos entre sus oficiales superiores fue tal que algunos regimientos quedaron mandados por capitanes. Además, en su retirada abandonaron unas 50 piezas de artillería. En el campo contrario, los españoles experimentaron más de 5.000 bajas y la destrucción de amplias partes de la ciudad.

Hay muchas obras sobre los sitios de Zaragoza, por su facilidad de encontrarla en librerías y en  la red, destaco: Zaragoza 1808-1809: El espíritu de Numancia, Serie Guerreros y Batallas. Editorial Almena. Madrid, de Mario Díaz Gavier (2009). Describe la pírrica victoria obtenida por los franceses, y la honda impresión causada entre los mandos y soldados franceses la resistencia de los defensores de Zaragoza, ominoso anuncio de una guerra que iba a ser larga y sangrienta.

Aunque es dificil de encontrar (pero se puede consultar en internet), cito a un libro antiguo, de mediados del siglo XIX, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España. Estudio preliminar de Richard Hocquellet, Pamplona, Urgoiti Editores, 2008, 1.380 pp. del Conde de Toreno (1835-1837). Escrita como reacción a las obras publicadas en su tiempo por franceses e ingleses. La obra es excelente, y da una visión más global de la guerra, al tener presente la realidad española de la misma.

No corresponde a este primer sitio, la novela de Benito Pérez Galdós, incluida en sus Episodios Nacionales: Zaragoza (es el sexto episodio), ya que se refiere al segundo sitio de la ciudad acaecido en enero y febrero de 1809.

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