Guerra Independencia 1808-1809

La mayoría de los españoles tenemos un profundo desconocimiento sobre la Guerra de Independencia (1808-1814) y las fatídicas consecuencias que ocasionó, y que en algunos aspectos hoy todavía padecemos.

En primer lugar la Guerra de Independencia supuso para España unas pérdidas y devastación elevadísimas, muy superiores a las de la Guerra Civil de 1936-1939 (quizás en una proporción 5 veces superior), con represalias terribles para los perdedores, y el exilio para miles de españoles, muchos de ellos las mentes más preclaras de su tiempo. Además, creó dos partidos irreconciliables, y sin posibilidad de pacto: los liberales o progresistas, y los absolutistas o reaccionarios. Partidos -o formas de entender la convivencia- que, salvo en las muy contadas ocasiones en que han colaborado, han desgarrado a España durante los últimos 200 años, y así hasta hoy. Con el agravante que cada partido se siente el único con la razón, y sin importarle el pensamiento, ideas e inquietudes de la otra parte. Este es un hecho diferencial español con el resto de las naciones europeas, y que desgraciadamente nos acerca más a otras naciones a las que no nos gusta parecernos. Sin embargo, la Guerra de Independencia, con sus sufrimientos, heroísmo, e implicación total de la sociedad contribuyó como ningún acontecimiento de nuestra historia a crear la nación española tal como la entendemos ahora. En plena guerra aprobamos la abolición de la tortura y de la Inquisición, la libertad de prensa, la igualdad ante la ley, el derecho a la educación, la bandera de España actual, el Gordo de Navidad, creamos ejércitos de la nada, y quitamos a muchos incompetentes de puestos clave...

Pero éste no es un blog de política ni nada que se le parezca, si no que es un conjunto de ideas sobre un wargame de la Guerra de Independencia y de las circunstancias históricas que rodearon a las naciones que participaron en dicha guerra. "La Úlcera Española" es una frase que repitió Napoleón en su exilio de la isla de Santa Elena, para referirse al conflicto que desde mayo de 1808 y hasta abril de 1814, desangró a sus ejércitos, y comprometió terriblemente a su reputación en Europa. La visión de Napoleón, como la de todos los megalómanos, tenía un punto de vista enormemente sesgado porque miraba ese conflicto desde su propio y exclusivo punto de vista, no le preocuparon ni las 200.000 bajas que sufrieron los soldados franceses y sus aliados (alemanes, holandeses, italianos y polacos), ni las terribles pérdidas de españoles y portugueses (personas, cosechas, edificios, infraestructuras productivas, políticas y económicas, obras de arte....), ni las que soportaron los británicos y sus aliados (alemanes, portugueses y sicilianos), ni el prestigio que consiguió a su costa el Reino Unido y su generalísimo Wellington.

Aprovechando esa frase, el historiador inglés David Gates tituló “La Úlcera Española” (1) a su magnífico libro sobre la Guerra de Independencia Española, publicado, traducido y reeditado varias veces desde su temprana publicación en 1987. Este libro condensa una visión global de la guerra, sobre todo de sus aspectos militares, frente a la perspectiva parcial que tradicionalmente han manifestado los escritores, historiadores, lectores y wargamers de cada país. Normalmente, la visión anglosajona se centra en las campañas y batallas de Wellington: Talavera, Bussaco, Torres Vedras, Albuera, Salamanca, Vitoria, Orthez y Toulouse. Además, con una denominación de la guerra propia: “Peninsular War”. Este enfoque, difiere notablemente de la visión española, donde predominan los aspectos heroicos de la lucha de la nación española, con hechos tales como: El dos de mayo, Zaragoza, Gerona, Bailen,  Arapiles y San Marcial. En español la denominación de la guerra cambia totalmente desde “Peninsular War” a “Guerra de la Independencia”. También está la óptica francesa, en la que está guerra normalmente se engloba como una parte más de las campañas militares de Napoleón, y donde se la conoce como “La Guerre d’Espagne”. El libro de Gates, se pregunta (y responde) ¿Qué hizo Wellington entre batalla y batalla? ¡Casi un año entre cada uno de estos hitos! ¿Por qué los franceses no concentraron sus fuerzas contra el pequeño e irreemplazable  ejército británico? ¿Qué hizo Portugal durante la guerra? ¿Cómo lucharon los españoles? ¿Por qué no desaparecieron tras las terribles derrotas qué sufrieron? ¿Por qué la guerrilla hizo tanto daño a las fuerzas de ocupación francesas? Ese libro encaja todas estas preguntas con la realidad histórica de este complicado puzzle.

Queremos sintetizar aquí la historia con un listado de las 165 cartas estratégicas de nuestro juego en orden cronológico para una más fácil interpretación de la Guerra de Independencia. Vamos a citar mayoritariamente a los generales de los que existen piezas en el juego, y los lugares que se citan en el texto corresponderán (excepto que se diga lo contrario) a alguno de los 250 espacios del mapa de juego.

 1 GATES, DAVID (1987). La Úlcera Española, Historia de la Guerra de la Independencia (Cátedra, Madrid). Traducción española de The Spanish Ulcer: A History of the Peninsular War, Published October 30th (2001 por Da Capo Press (primera publicación 1986)

ANTECEDENTES DE LA GUERRA DE INDEPENDENCIA

La política del Bloqueo Continental puesta en práctica por Napoleón desde la victoria sobre Prusia y la paz con Rusia (tratado de Tilsit de 1807) orientó el interés del Imperio Francés hacia la Península Ibérica. Aunque España ya era su aliada en la lucha contra Inglaterra, Napoleón decidió incrementar la presión sobre Portugal, al que se le advirtió para que adoptase medidas para el cierre de sus puertos al comercio británico. Ante la inacción portuguesa, éste acordó su invasión. Por el Tratado de Fontainebleau de 27 de octubre de 1807, el gobierno español se comprometió a una nueva invasión hispano francesa de Portugal, dando además el apoyo logístico necesario al tránsito de tropas imperiales por España camino de Portugal. Bajo el mando del general Junot, las tropas francesas entraron en España y llegaron a la frontera portuguesa el 20 de noviembre. A continuación las fuerzas francesas y españolas invadieron Portugal. La familia real portuguesa y 15.000 funcionarios embarcaron para Brasil, y establecieron la capital en el exilio de Portugal en Río de Janeiro. Sin embargo, los planes de Napoleón iban más allá; su objetivo último era derrocar a los Borbones españoles y suplantarlos por su propia dinastía, convencido de contar con el apoyo popular.


El resentimiento de la población por las exigencias de manutención y los desmanes de las tropas francesas, dio lugar a numerosos incidentes y episodios de violencia. Además en España existía una fuerte inestabilidad política por la querella entre Carlos IV y su hijo y heredero Fernando VII, que se inició con el proceso de El Escorial (el arresto del principe Fernando por conspirar contra su padre) y culminó con el Motín de Aranjuez (el derrocamiento del válido Godoy) , la deposición del rey Carlos IV y el ascenso al poder de Fernando VII el 19 de marzo de 1808.

Resultado de imagen
La familia de Carlos IV. Francisco de Goya. Museo del Prado. Madrid.
La presencia de tropas francesas en España en virtud del tratado de Fontainebleau se había ido haciendo amenazante a medida que iban ocupando, sin ningún respaldo del tratado, diversas localidades y fortalezas españolas, como Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona o Figueras. El total de soldados franceses acantonados en España ascendía a más de 65.000, dirigidos por el mariscal Murat desde principios de 1808. Controlaban no sólo las comunicaciones con Portugal, sino también la propia capital, Madrid. Murat convenció a Carlos IV y a su hijo, Fernando VII, para que se trasladasen a Bayona para ver a Napoleón, donde en los primeros días de mayo de 1808 se concluyó un tratado por el que Fernando VII abdicaba en su padre, y éste, Carlos IV, cedía la corona de España a Napoleón. Hechas, las renuncias y establecidas las pensiones que recibirían, la familia real española fue internada en Francia.

EL DOS DE MAYO

EL DOS DE MAYO (SP-1): A primera hora de la mañana del 2 de mayo de 1808, una multitud de madrileños comenzó a concentrarse ante el Palacio Real para impedir la salida del resto de la Familia Real a Francia Este tumulto fue aprovechado por Murat, que mandó un destacamento de la Guardia Imperial e hizo fuego contra la multitud. Al deseo del pueblo de impedir la salida de la Familia Real, se unió el de vengar a los muertos y deshacerse de los franceses. Con estos sentimientos, la lucha se extendió por todo Madrid.


Así comenzó un levantamiento popular espontáneo pero largamente larvado desde la entrada en el país de las tropas francesas. En una jornada sangrienta se sucedieron acuchillamientos, degollamientos, disparos y detenciones. Durante los disturbios los militares españoles permanecieron acuartelados y pasivos, siguiendo las órdenes del capitán general de Madrid. Sólo los artilleros del Parque de Artillería de Monteleón desobedecieron las órdenes y se unieron a la insurrección. Los héroes de mayor graduación fueron los capitanes Luis Daoíz y Pedro Velarde. La represión de Murat fue cruel; no conforme con haber sofocado el levantamiento, aplicó un riguroso castigo a los rebeldes para escarmiento de todos.

“Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío” Francisco De Goya. Museo del Prado. Madrid.

Sin embargo, lo que consiguió fue inflamar los ánimos de los españoles y dar la señal del comienzo de la lucha contra las tropas invasoras. El mismo 2 de mayo por la tarde, en la cercana Móstoles, ante las noticias de la represión se firmó un bando en el que se llamaba a todos los españoles a empuñar las armas en contra del invasor. Esto haría comenzar el levantamiento general contra los franceses en España.

ESPAÑA SOLICITA LA ALIANZA INGLESA  (BR-1): Una delegación de Asturias llega a Inglaterra a mediados de junio de 1808 al puerto inglés de Falmouth. En suelo británico, los comisionados actuaron con rapidez y eficacia, de tal modo que en el plazo de nueve días, el Foreign Secretary del Reino Unido, George Canning lleva la cuestión a la Cámara de los Comunes. Canning dirá ante el Parlamento: “Declaro ante la Cámara y ante el país que los ministros de Su Majestad contemplan con un interés profundo y vivo la noble lucha que una parte de España está llevando a cabo para resistir la atrocidad inigualable de Francia y para preservar la independencia de su país”. Esto inició la ayuda inglesa de dinero, pertrechos y efectivos militares enviados a la Península Ibérica.

APAGAR LA SUBLEVACIÓN ESPAÑOLA (FR-1): Las primeras noticias de la insurrección general en toda España, hizo que Murat enviase diferentes operaciones de castigo: contra Andalucía, con las fuerzas de Dupont que se encontraban en Toledo; contra Valencia, con las de Moncey con parte de las de Madrid; y contra Zaragoza con las de Pamplona. Todos eran objetivos distantes entre sí y alejados del centro de España, y sobre todo no se trataba de luchar contra bandas aisladas si no de una revuelta general con unidades militares y milicias populares encuadradas bajo generales y oficiales del ejército regular.


REEMPLAZOS FRANCESES (FR-4): La expansión de la insurrección en España, creo una necesidad de efectivos franceses que fue preciso llenar con unidades de la guardia nacional, guarniciones de las fortalezas de Francia o de los depósitos de los regimientos. La mayoría de la “Grande Armée” se encontraba aún en Alemania y Polonia, tras sus victorias sobre Rusia y Prusia del año precedente.

CONCENTRACIÓN (SP-10): La dispersión existente de las fuerzas españolas regulares al inicio de la guerra y la afluencia de voluntarios hizo preciso un esfuerzo de concentración. Una gran parte de fuerzas españolas regulares se encontraban en Portugal, las situadas al norte de esta nación, se retiraron hacia Galicia, y las restantes a Extremadura y Sevilla. Otras unidades españolas situadas en el centro de España se retiraron a la periferia. Una de las primeras en hacerlo (23 de mayo) fueron los 700 soldados del batallón de ingenieros de Alcalá de Henares (cerca de Madrid). Desobedeciendo las órdenes del mariscal Murat y sus amenazas, abandonaron su cuartel y se marcharon a Valencia donde los recibieron con entusiasmo. Este hecho de armas es el cuadro que acompaña la carta, una magnifica pintura del excelente pintor histórico militar español Augusto Ferrer Dalmau (1964- ), del que hablaremos en próximas entradas. 


EL SITIO DE ZARAGOZA

EL LEVANTAMIENTO DE ZARAGOZA (SP-2): La ciudad era clave para garantizar las comunicaciones del norte de España, y para controlar Aragón y Cataluña. Tras la sublevación de la ciudad el 24 de mayo cuando se conocieron los sucesos del dos de mayo en Madrid, José de Palafox, cabeza de la rebelión en Aragón, fue nombrado líder de la sublevación ante la indecisión de las autoridades. Se formó una junta militar, que se centró en recabar apoyos en Aragón; Palafox repartió las armas del arsenal de la Aljafería y formó tercios de voluntarios para completar la pequeña guarnición de la plaza iniciándose la fortificación y mejora de las defensas de la ciudad. Las fuerzas al mando de Palafox llegaron a más de 10.000 hombres, aunque la mayoría sin experiencia ni entrenamiento y unos 80 cañones viejos.


Aunque la carta es del levantamiento, creo que debemos explicar a que condujo dicho levantamiento, que fue al primer sitio (o asedio) de Zaragoza por los franceses. 

A principios de junio de 1808 una división de infantería reducida y destacamentos de caballería al mando del general Lefèvbre-Desnouettes fue enviado desde Pamplona a tomar Zaragoza, ya que su valor estratégico era enorme por ser la capital de Aragón, y por ser un nudo de comunicaciones clave, ya que está a mitad de camino entre Madrid y Barcelona, y además equidistante de las dos avenidas de entrada en España desde Francia, la occidental por San Sebastian (Vascongadas), y la oriental por Figueras (Cataluña). 

Los franceses se lanzaron al ataque inmediatamente pues esperaban una victoria rápida. Las débiles defensas de tapia de ladrillo y adobe, no resistieron las primeras descargas de artillería, y se abrieron brechas entre las puertas del Carmen y del Portillo, por las que entró la infantería francesa. Sin embargo, se encontraron con un intenso fuego de miles de milicianos armados, lo que supuso una amarga sorpresa, ya que no esperaban esta resistencia. Después de una larga lucha los defensores rechazaron el primer asalto francés. Los escasos atacantes que lograron entrar en la ciudad durante la batalla, o fueron aniquilados junto a las tapias del límite de la ciudad o diezmados a lo largo de sus calles y plazas cuando consiguieron penetrar dentro de ella.

El general José de Palafox, a caballo. Francisco de Goya. Museo del Prado, Madrid.


Tras este inesperado fracaso, los franceses sometieron la ciudad solo a intermitentes bombardeos, intentando cortar sus líneas de abastecimiento con el resto de Aragón y Cataluña, pero sin organizar un asedio ya que sus tropas eran insuficientes. El pueblo de Zaragoza, por su parte, se ocupó de diversas obras de fortificación: parapetos, aspilleras, barricadas.

A finales de junio el general Verdier, llega con refuerzos y se hace cargo del asedio, incrementando los bombardeos. Un nuevo asalto francés fue rechazado, aunque los franceses ocuparon el barrio a extramuros de Torrero y algunos otros sitios fuera de la ciudad.



El 2 de julio los franceses lanzan otro ataque general. El ataque es al oeste  de la ciudad en las puertas de Sancho y del Portillo, En esta última, una mujer llamada Agustina Zaragoza dispara una batería, cuyos artilleros habían caído,  poniendo en fuga a la avanzada francesa y permite conservar la puerta. Un hecho heroico que galvanizó la resistencia española durante toda la guerra. Se libraron combates ademas en las puertas del Carmen y Santa Engracia, y en los conventos que se habían convertido en reductos por los españoles aprovechando sus sólidos muros de piedra. Todos los ataques franceses fueron rechazados una vez más.

El asalto de Zaragoza, por January Suchodolsky (1845), Museo Nacional de Varsovia

Tras este último fracaso, los franceses deciden asediar la ciudad completamente. Por ello, primero tratan de aislar la ciudad y de completar el cerco. Construyen un puente sobre el río Ebro para poder rodear la ciudad por el otro lado del río. Después asaltaron y tomaron la mayor parte del Arrabal, barrio zaragozano separado del resto de la ciudad por el río. Durante el resto del mes de julio, la lucha casa por casa y calle por calle ya que los franceses querían hacerse con el control de los barrios extramuros, mientras el sitio se formalizó cuando llegaron zapadores e ingenieros del ejército francés para construir trincheras, minas subterráneas y ubicaban baterías con artillería de asedio.

A primeros de agosto, y tras un intenso bombardeo de tres días, los defensores aguantaron la gran ofensiva francesa. Los daños a la ciudad y a los defensores fueron enormes, pero las pérdidas de los atacantes fueron muy elevadas, resultando herido el propio general Verdier. Sin embargo, las noticias de la derrota francesa en Bailén hicieron que los franceses abandonasen sus posiciones, destruyendo el monasterio de Santa Engracia e incendiando el convento de San Francisco.

En conjunto, el ejército francés fue derrotado por una pequeña fuerza militar profesional española apoyada por numeros ciudadanos que se unieron a la defensa de Zaragoza. Este primer sitio costó a los franceses entre 3.000 y 4.000 hombres. La cantidad de muertos, heridos o enfermos entre sus oficiales superiores fue tal que algunos regimientos quedaron mandados por capitanes. Además, en su retirada abandonaron unas 50 piezas de artillería. En el campo contrario, los españoles experimentaron más de 5.000 bajas y la destrucción de amplias partes de la ciudad.

Hay muchas obras sobre los sitios de Zaragoza, por su facilidad de encontrarla en librerías y en  la red, destaco: Zaragoza 1808-1809: El espíritu de Numancia, Serie Guerreros y Batallas. Editorial Almena. Madrid, de Mario Díaz Gavier (2009). Describe la pírrica victoria obtenida por los franceses, y la honda impresión causada entre los mandos y soldados franceses la resistencia de los defensores de Zaragoza, ominoso anuncio de una guerra que iba a ser larga y sangrienta.

Aunque es dificil de encontrar (pero se puede consultar en internet), cito a un libro antiguo, de mediados del siglo XIX, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España. Estudio preliminar de Richard Hocquellet, Pamplona, Urgoiti Editores, 2008, 1.380 pp. del Conde de Toreno (1835-1837). Escrita como reacción a las obras publicadas en su tiempo por franceses e ingleses. La obra es excelente, y da una visión más global de la guerra, al tener presente la realidad española de la misma.

No corresponde a este primer sitio, la novela de Benito Pérez Galdós, incluida en sus Episodios Nacionales: Zaragoza (es el sexto episodio), ya que se refiere al segundo sitio de la ciudad acaecido en enero y febrero de 1809.

SOMATEN  (SP-7): El somatén es una palabra catalana, (unión de so metent 'haciendo ruido'), y era una institución de Cataluña de carácter mixto entre policía y milicia. Esta carta refleja el uso de esta institución a primeros de junio de 1808, cuando una columna francesa salió de Barcelona en dirección a Zaragoza. Los efectivos franceses sumaban 3.800 hombres. Para llegar a su objetivo, debían forzar el angosto desfiladero del Bruch, al lado del santuario de la virgen de Montserrat. Su situación geográfica permitió organizar la defensa, que tuvo lugar el 6 de junio de 1808. Las fuerzas que se enfrentaron a los franceses estaban formadas por regulares españoles y voluntarios y somatenes (milicia catalana) que provenían de Manresa y sus pueblos vecinos.

En total llegaban a unos 2.000 hombres. El resultado de la emboscada fue la retirada a Barcelona de la columna francesa, con 300 hombres muertos y uno de sus cañones perdido. Aquí es donde surge la historia del Tambor del Bruch, en la que un joven pastor toma su tambor y se pone a tocar; aprovechándose del eco de las montañas hace que dé la impresión que son cientos de tamborileros, por lo que el ejército francés se batió en retirada.


Cuando se inicia la Guerra de Independencia, tanto Barcelona como la fortaleza de Figueras están ocupadas por los invasores, pero una vez producida la sublevación española, toda Cataluña se levanta contra los franceses. Durante largos meses de 1808 las fuerzas militares españolas y los milicianos catalanes sitian Barcelona y Figueras, creando un grave problema militar al Imperio Francés. Ya que a la pérdida de prestigio se le une la presencia de un enemigo decidido a las puertas de su nación. Para levantar los asedios y poder conquistar Cataluña, el ejército francés dedicó importantes recursos prácticamente durante toda la guerra.

La ferocidad de la Guerra de Independencia en Cataluña fue brutal pues desde el principio se encontró enfrentada a los franceses y sus aliados italianos. La tenacidad que los habitantes de Cataluña manifestaron contra los franceses se tradujo en la formación de milicias encuadradas en el ejercito nacional, y la presencia activa de miles de guerrilleros encuadrados en partidas y cuerpos francos. Dicho esfuerzo no cejó, tras los largos años de guerra y devastación, incluso a pesar del aislamiento que sufrió a partir de 1811 de los principales ejércitos españoles y británicos, ubicados en la frontera de Portugal y el sur de Valencia; y de haber sido forzosamente troceada e incorporada al Imperio Francés. Esto último se llevo a cabo a principios de 1812 cuando la dividieron en cuatro departamentos: el de Bocas del Ebro con prefectura en Lérida, el departamento de Montserrat con prefectura en Barcelona, el departamento del Segre con prefectura en Puigcerdá, y el departamento del Ter con prefectura en Gerona. Además el valle de Arán se incorporó al departamento del Alto Garona con capital en Toulouse.

Este esfuerzo hercúleo en la lucha contra Francia hizo que Cataluña, junto con Extremadura y Andalucía fuesen, de hecho, las regiones de España más afectadas por la guerra.

LAS PRIMERAS DERROTAS ESPAÑOLAS

DESCOORDINACIÓN ESPAÑOLA (FR-2): La batalla de Medina de Rioseco se produjo en los inicios de la guerra (14 de julio de 1808) en las inmediaciones de esa población (Castilla La Vieja) y se saldó con la derrota del Ejército español comandado conjuntamente por los generales españoles Cuesta y Blake frente al mariscal  Bessières. La situación de los dos contingentes españoles no podía ser más absurda: uno arriba de un cerro y avanzado, y el otro abajo en la llanura y muy retrasado. Cualquier acción coordinada hubiera sido un auténtico milagro, y la brecha que dejaban entre sí ambas formaciones era una invitación a que los franceses penetrasen por ella, partiendo en dos a los ejércitos españoles y batiéndolos separadamente, como de hecho así ocurrió. Desgraciadamente para los españoles, esta situación se repitió en numerosas ocasiones durante la guerra.


En la carta hemos puesto en su ilustración dos retratos del general Joaquín Blake (a la izquierda) y del General Gregorio de la Cuesta (a la derecha). El primero fue un militar español de ascendencia irlandesa, que tiene la mayor colección de derrotas sufridas en batalla contra los franceses. De hecho en 1812 cuando cayó prisionero durante la defensa de la ciudad de Valencia al rendirse la ciudad y el ejército que comandaba, parte de los comentarios del gobierno y de las Cortes españolas asediados en la ciudad de Cádiz fueron, con la guasa gaditana característica, que había sido una suerte que cayese prisionero, porque a partir de ese momento no podría comandar un nuevo ejército español hacia una nueva y catastrófica derrota.

Gregorio de la Cuesta era un viejo general, bastante agresivo para el estándar español de la guerra, que perdió bastantes batallas pero que también ganó algunas, Las veremos en próximas entradas en el blog. Además su agresividad hizo que las fuerzas francesas situadas frente a él nunca pudieran retirarse a apoyar a otros frentes. Su mala relación con los políticos y con el resto del alto mando incluyendo a Wellington, lo llevaron a un semi retiro en las Baleares donde murió profundamente amargado en 1811.


MURAT RETIRADO DE ESPAÑA (FR-6): Joaquín Murat, el brillante comandante de caballería, Mariscal del imperio y cuñado de Napoleón, reprimirá la revuelta del dos de mayo en Madrid a sangre y fuego. Primero ordenó disparar a la multitud y después envió a las tropas francesas que se encontraban fuera de Madrid para que ocuparan la capital y sofocaran el levantamiento. Llevó a cabo un castigo ejemplar durante los días 2 y 3 de mayo, incluyendo numerosos fusilamientos sin ningún tipo de juicio (inmortalizados en la obra maestra de Goya “Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío” –Museo del Prado-). 


Murat aprovechó la oportunidad para postularse a sí mismo como posible Rey de España, pero Napoleón prefirió entregar dicho puesto a su hermano José Bonaparte, aunque le nombra Rey de Nápoles el 15 de julio de 1808 y saliendo para siempre de España.



LA BATALLA DE BAILÉN

A mediados de mayo 1808, Murat había ordenado al general francés Dupont al mando del 2º Cuerpo de Ejército de Observación de Gironda entrar en Andalucía, tomar Córdoba y Sevilla, seguir hasta Cádiz y rescatar la escuadra naval francesa que permanecía en Cádiz desde la derrota de Trafalgar en octubre de 1805. A continuación, Dupont partió de Toledo hacia el sur, entrando en Andalucía por el camino Real atravesó el paso de Despeñaperros, en las boscosas montañas de Sierra Morena, y se interno en la llanura del valle del Guadalquivir, aproximándose a Córdoba.La fuerza mixta que comandaba estaba formada por milicia y veteranos que encuadraban unos 15.000 hombres, y 5.000 más preparados para apoyarlos.

LA MANIOBRA DE BAILÉN (SP-3): La Junta de Sevilla y la de Granada comenzaron la organización y el reclutamiento de dos ejércitos, que debían cortar el camino de retirada a los franceses a través de Sierra Morena (Paso de Despeñaperros). El núcleo del Ejército de Andalucía lo formaban las tropas regulares del Campo de Gibraltar al mando del general Francisco Javier Castaños. Por su parte, Teodoro Reding, suizo al servicio de España, comenzó el reclutamiento de un segundo ejército, en Málaga y Granada. La respuesta, en la región más poblada y rica de la España de entonces, fue masiva, con un gran número de voluntarios, que formaban más de la mitad del ejército.


A primeros de Junio, Dupont vence, en Alcolea (espacio de Córdoba en este juego) a pequeñas unidades españolas, y a continuación, el 8 de junio, entra en Córdoba y la saquea a conciencia. Entonces recibió dos noticias funestas, la primera la rendición de la escuadra francesa de Cádiz; y la segunda y más preocupante la organización de un fuerte ejército para atraparle. Ante el peligro de verse copado en Córdoba, cargado de botín, y estando tan alejado de su base en los alrededores de Madrid, decide retirarse de Córdoba y dirigirse a Castilla La Nueva a través del paso de  Despeñaperros, por el camino real de Andalucía que pasa primero por la ciudad de Andújar. Tras retirarse allí, recibe algunos refuerzos.y comienza a sentirse protegido tras el río Guadalquivir.

Pero las fuerzas españolas se mueven rápidamente concentrándose al sur de Andujar, a mediados de julio. Mediante un imaginativo plan, Castaños (12.000 hombres) decidió atacar directamente Andújar, mientras otra fuerza dirigida por Reding, (18.000 hombres)  cruzaría el río Guadalquivir más al este en Mengíbar (en el mapa del juego es el espacio de Jaén) para envolverle mediante un flanqueo en profundidad desde la derecha española.

Ante esta amenaza, el general Dupont envió una parte importante de sus fuerzas a Despeñaperros con la intención de proteger su camino a Madrid. Pero así quedó debilitado para enfrentarse a los españoles, y comenzó a perder la confianza en si mismo, Dupont entonces retrocedió hacia Bailén buscando enlazar con otras tropas francesas que venían en su ayuda. Sin embargo, al aproximarse a Bailén el 18 de julio, se encontró con las tropas de Reding ya ocupaban la ciudad, al que haber avanzado más rápido de lo previsto por él, y le cortaban su línea de retirada.
Situación a las 9:00 del 19 de julio de 1808. De la página web batalla de Bailén (citada al final)
GARROCHISTAS ANDALUCES (SP-4): A la llamada a los voluntarios para el ejército de Castaños respondieron unos jinetes acostumbrados a lidiar con ganado vacuno, los garrochistas, que usaban una larga vara de 3 metros conocida como garrocha para guiarlas. Debido a su habilidad se decidió crear varias unidades de lanceros voluntarios incorporados a la división de caballería española. El primer encuentro con los franceses sería el 16 de julio en Mengíbar, donde realizaron una heroica pero temeraria carga en la toma de la ciudad. Tres días después se produjo el decisivo enfrentamiento en Bailén, cuando comenzó la carga de la caballería, los voluntarios ansiosos de acabar con el invasor francés y debido a su falta de organización se adentraron demasiado en las líneas francesas muriendo la mayor parte de ellos, salvo unos treinta que lograron volver a las líneas españolas.



DESERCIÓN SUIZA (SP-12): En las primeras horas de la mañana del 18 de julio de 1808, la vanguardia francesa proveniente de Andújar se encontró al ejército de Reding desplegado a la salida de Bailén ocupando una fuerte posición defensiva en las alturas que dominan todo el campo de batalla. Además en la retaguardia los españoles ocupan otras alturas en prevención de la llegada de refuerzos franceses. Las fuerzas españolas rondan los 20.000 efectivos, y los franceses una cifra inferior. Dupont, que a pesar de sus dudas e incertidumbres en el plano estratégico es un táctico agresivo, quiere atacar antes que las fuerzas de Castaños aparezcan por su retaguardia, así que decide intentarlo, a pesar de estar en inferioridad numérica, con el objetivo claro de romper el centro español y poder enlazar con las tropas francesas situadas más al norte. en Despeñaperros. Ordena un ataque central con su vanguardia pero es sangrientamente rechazado. Repite nuevos ataques con idénticos resultados.



El calor, la falta de agua, y el miedo a quedar rodeados incrementaron la baja moral de los franceses. Hacia el mediodía la situación de Dupont es desesperada, temiendo la llegada de Castaños, y sin noticias de sus propios refuerzos.


El último asalto francés a las 12:00 del 19 de julio de 1808. De la página web batalla de Bailén (citada al final)
Realiza un último esfuerzo reuniendo a todas las tropas presentes supervivientes; se coloca al frente con sus generales, y se lanzan al ataque contra el centro español que vuelve a resistir. Mientras tanto, los regimientos suizos al servicio francés, se unen a sus compatriotas del ejército español de Reding. Esto acaba con las últimas esperanzas de Dupont, que solicita la suspensión de los combates. Los 9.000 hombres de refuerzos franceses, que iniciaron desde Despeñaperros una lenta marcha hacia Bailén, llegan cuando todo ha acabado. Reciben una orden escrita de Dupont para cesar los combates, con lo que al caer la tarde acaba la batalla. En total 18.000 soldados franceses depusieron sus armas. Las condiciones de la rendición fueron clementes e incluían que las tropas francesas fueran repatriadas a Francia. Sin embargo, estas condiciones no fueron cumplidas nunca, Dupont y sus oficiales fueron liberados y trasladados a Francia, pero la mayor parte de sus hombres fueron deportados a la desolada isla de Cabrera (sur de Mallorca), donde una gran parte pereció de hambre. La derrota de Bailén tuvo graves consecuencias para el esfuerzo de guerra francés. Cuando la noticia se extendió por toda la península ibérica la rebelión se generalizó, y forzó al rey José Bonaparte a abandonar Madrid y a retirarse al norte del río Ebro.


La Rendición de Bailen. Óleo de Casado de Alisal (1830-1886), Museo del Prado. Madrid.
Los ecos de la batalla de Bailén resonaron por toda Europa. En primer lugar acabó con el mito de la invencibilidad de los soldados de Napoleón, a continuación aceleró la decisión británica de lanzarse a la guerra en la península Ibérica, y por último acercó a Austria a una guerra de desquite con Francia. 

Hay bastantes libros que hablan de la batalla de Bailén, voy a citaros tres, magníficos, pero muy diferentes entre si:

PÉREZ GALDÓS, BENITO, Bailén (1876). Es la cuarta novela de la primera serie de los Episodios Nacionales. Hay muchísimas ediciones para todos los bolsillos y gustos. Una excelente novela histórica donde continúa con la historia con el mismo protagonista de los tres anteriores episodios. El autor tiene mucha habilidad para combinar historia con ficción, refleja muy bien la mentalidad y las ideas de los personajes de esa época, todo ello trufado con una ironía y sentido del humor desbordante que hace que durante su lectura no haya lugar para el aburrimiento. Especialmente recomendable para aquellos que estén interesados en esta época de la historia de España, y que no estén excesivamente centrados en los wargames o en la historia puramente militar.

VELA SANTIAGO, FRANCISCO (2007). Bailén 1808: El águila derrotada. Editorial Almena, Madrid. En una obra que tiene todos los visos de ser la definitiva. La ingente cantidad de datos, en su mayoría nuevos, ha sido contrastada en diversos archivos tanto públicos como privados para ofrecer un estudio excelente en su género. Consideramos que es una obra de consulta obligada para todos aquellos interesados en saber lo que realmente sucedió en aquellos campos de batalla en julio de 1808. 

Para terminar recomendar, una vez más, el libro de: GATES, DAVID (1987). La Úlcera Española, Historia de la Guerra de la Independencia (Cátedra, Madrid). 

Pasando a las paginas web he encontrado la siguiente de Paco Domingo, titulada Resumen de la Batalla de Bailén y dirección  http://www.grandesbatallas.es/batalla%20de%20bailen.html. Muy bueno todo el texto, y excelente el acompañamiento gráfico.
Hoy traemos una carta estratégica española que, además de incrementar el estatus de guerra (W.S.) que acerca España a una guerra a ultranza, permite reforzar un espacio amenazado. La carta intenta reflejar como fue la movilización inicial española contra los franceses.

EL PUEBLO EN ARMAS (SP-5): La expansión de la insurrección se produjo rápidamente por todo el territorio nacional español.  En el levante de España, una vez conocidas las noticias de Madrid, se subleva Cartagena y su importante base naval el 22 de mayo, y Valencia el 23 de mayo de 1808, cuando además decide declararle la guerra a Napoleón. Las autoridades apoyan la agitación callejera, y se llama al alistamiento general para formar un ejército, el 25 de mayo se forma la Junta Suprema de Valencia, que envía cartas a Gibraltar informando de la situación y estableciendo la paz con el Reino Unido. 



En Valencia, los nuevos reclutas, las unidades de milicia formadas y los reductos construidos en la ciudad impidieron que el ejército de Moncey, enviado desde Madrid por Murat, pudiera ocupar la ciudad en junio de 1808. Después de este fracaso y ante el riesgo de envolvimiento por las fuerzas valencianas y las de Murcia, una retirada enérgica del mariscal Moncey devuelve sin pérdidas importantes sus fuerzas a Castilla la Nueva y después a Madrid. Este hecho va a permitir que la región levantina y la de Murcia queden libres de la invasión francesa varios años.

En Valencia a primeros de julio, tras la retirada francesa, las fuerzas valencianas parten hacia Cuenca, y Zaragoza, y desde Alcira (espacio de Játiva en nuestro juego) continúan la persecución de Moncey. Tras la derrota francesa de Bailén, José Bonaparte abandona Madrid junto con las fuerzas derrotadas de Moncey. Las fuerzas valencianas y murcianas llegan a Madrid el 13 de agosto entre aclamaciones, y el 23 de agosto llega Castaños con su Ejército de Andalucía y el recibimiento alcanza el delirio. Mientras tanto a mediados de agosto de 1808 la división valenciana atravesó el débil cerco francés de Zaragoza uniéndose a Palafox, que esa misma tarde contraataca, retirándose esa misma noche el ejército francés de la ciudad y levantando el primer sitio de Zaragoza.

LA FUERZA EXPEDICIONARIA BRITÁNICA DESEMBARCA EN PORTUGAL
WELLESLEY EN PORTUGAL (REFUERZOS BRITÁNICOS) (BR-3): Arthur Wellesley (1769-1852), más conocido por su título de duque de Wellington –conseguido por sus victorias en España y Portugal-, fue un militar, político y estadista británico, de origen irlandés, y una de las personalidades más notables de la Historia Europea del Siglo XIX. Tras luchar con éxito en la India, Castlereagh (Ministro de la Guerra y Colonias) le nombró jefe de la fuerza expedicionaria británica que desembarco en Figueira da Foz (Portugal) en agosto de 1808. Wellesley derrotó a los franceses en las batallas de Roliça y Vimeiro (en el mapa es el espacio de Peniche), forzando la capitulación francesa.


UNA DELGADA LÍNEA ROJA (BR-2): La infantería británica, vestía su característica “casaca roja” y desplegada en dos líneas durante los combates conseguía maximizar su potencia de fuego. La formación en sólo dos líneas y un entrenamiento concienzudo para conseguir mayor cadencia de disparo resultaba letal para los franceses en las batallas, y fue una pesadilla táctica para las masivas columnas de infantería francesa durante toda la guerra.


CONVENCIÓN DE SINTRA (FR-3): Acuerdo entre las fuerzas francesas y británicas firmado el 30 de agosto de 1808, al término de la primera invasión napoleónica de Portugal. Después de la derrota de Junot por Wellesley en Vimeiro el 21 de agosto, las fuerzas francesas quedaron completamente bloqueadas y sin posibilidad de retirarse a Francia. Sin embargo, el éxito británico se vio empañado por el relevo de Wellesley en el mando por Burrard y Dalrymple. Ambos generales, con poca experiencia en batalla y carácter prudente, decidieron entablar negociaciones con los franceses en lugar de aprovechar su ventaja. Se permitió la retirada francesa y su evacuación de 21.000 soldados franceses que fueron embarcados en barcos británicos con su equipamiento y bienes, gran parte de los cuales provenían del pillaje. Embarcados desde Lisboa fueron conducidos al puerto de Rochefort (Francia). Este acuerdo abrió una gran controversia en la opinión pública británica que consideró sus términos como vergonzantes. Por ello una comisión de investigación procesó a los tres generales, incluso a Wellesley, a pesar de que se había negado a firmar el acuerdo con Junot.


La retirada francesa inicio la revolución en Portugal, la organización portuguesa de antes de la guerra se puso en marcha para crear una milicia que apoyase a los ingleses.

REBELIÓN EN PORTUGAL (ORDENANÇA) (BR-5): La organización del Ejército portugués de 1806 dividió al país en 24 brigadas de Ordenanças. Cada brigada constituía el centro de reclutamiento de un distrito para un regimiento de infantería de línea y dos de milicia, Aunque se utilizaba principalmente como centro de reclutamiento, las unidades de ordenanças fueron creadas para la defensa. Algunas de estas unidades actuaban como fuerzas guerrilleras en sus respectivas áreas, atacando la retaguardia y la línea logística de los ejércitos invasores enemigos. También sirvieron como unidades de refuerzo de las ciudades y como guarniciones de fortalezas.


No he encontrado más imágenes de la ordenança portuguesa


EL FRENTE CATALÁN EN 1808-1809: LAS BATALLAS DE CARDEREU, MOLINS Y VALLS

REFUERZOS DE LAS BALEARES (SP-9): Aunque al principio los habitantes de las Islas Baleares no querían desprenderse de su guarnición, por miedo a un desembarco francés, el 20 de julio casi 5.000 hombres, pertrechos y víveres embarcaron en la isla de Menorca para la península, desembarcando tres días más tarde en Tarragona, donde desde el principio comenzaron a actuar contra los franceses.


SAINT CYR Y UN CUERPO PROVISIONAL (FR-5): Una parte de las fuerzas de Napoleón entraron como refuerzo desde Perpiñán a Cataluña. Estaban al mando de Saint Cyr, con la misión de romper el bloqueo al que estaba sometida la guarnición de Barcelona. Tomó la fortaleza de Rosas y derrotó a varios generales españoles en las batallas de Cardedeu, Molins de Rey, y Valls. Intentó sitiar Tarragona, pero hubo de desistir por falta de medios.



Las tropas francesas del mariscal Saint-Cyr tras haber tomado la fortaleza de Rosas avanzaron hacia el sur para levantar el asedio al que los españoles sometían a las tropas francesas que ocupaban Barcelona desde el inicio de la guerra. En la Batalla de Cardedeu (16 de diciembre de 1808) las fuerzas españolas del general Vives intentaban impedir la aproximación de los franceses sobre Barcelona, y se enfrentaron a Saint Cyr, el resultado fue una derrota decisiva de las tropas españolas. De esta forma Saint Cyr rompió el bloqueo de Barcelona y llevo refuerzos y víveres a la guarnición francesa sitiada.

Apenas un mes después, el 21 de enero de 1809, Saint-Cyr, (20.000 efectivos) ataca de nuevo al ejército español que se había reagrupado tras el río Llobregat. Con su centro en el puente de Molins de Rey. Las tropas españolas, estaban comandadas por el general Reding, que había vencido en Bailen bajo el mando de Castaños. Reding se había puesto al mando del ejército español en Cataluña y sus efectivos ascendían a 18.000 hombres (12.000 provenientes de la retirada del asedio de Barcelona y 6.000 supervivientes de la batalla de Cardedeu), junto con más de 50 piezas de artillería. Sin embargo un repentino a ataque de flanco francés aniquiló la resistencia española. Se perdió toda la artillería y más de 3.000 hombres, los desmoralizados españoles se retiraron a la fortaleza de Tarragona.

Los españoles una vez reforzados por la milicia local y los refuerzos llegados de las Baleares planearon un gran ataque envolvente contra las fuerzas francesas de Barcelona, sin embargo los franceses lo desbaratan en Igualada y se lanzan contra el ejército principal de Reding para cortarle su retirada a Tarragona. En Valls (25 de febrero de 1809) un sangriento asalto frontal francés apoyado por caballería derrota a los españoles, que se refugian tras las murallas de Tarragona. Reding recibió en la batalla cinco heridas de gravedad y murió unas semanas después.

En una de estas batallas murió el capaz general Reding, que había vencido en Bailen bajo el mando de Castaños. Reding se había puesto al mando del ejército español en Cataluña, 


LOS ESPAÑOLES SE REFUERZAN CONTRA NAPOLEÓN

FERVOR PATRIÓTICO (SP-14, SP-32 y SP-47): Durante toda la guerra se produjeron masivas incorporaciones de voluntarios españoles. En la primera fase de la guerra, el ejército de Cataluña fue reconstruido varias veces con voluntarios. De igual forma, la invasión francesa de Galicia en enero de 1809 produjo tal afluencia de voluntarios que permitió reconstruir las unidades españolas debilitadas en las derrotas previas.


Fue un componente clave de la guerra entre afrancesados y patriotas. El conflicto se desarrolló en plena crisis del Antiguo Régimen y sobre un complejo trasfondo de profundos cambios sociales y políticos impulsados por el surgimiento de la identidad nacional española, la influencia de la Iglesia, y la infiltración en las ideas de los “patriotas” de algunos ideales nacidos de la Ilustración y la Revolución Francesa, paradójicamente difundidos por la élite de los afrancesados. Tras España otros movimientos en Europa lucharan contra la opresión napoleónica con las mismas armas que habían usado los franceses inicialmente para defender su Revolución. 

VUELVE EL CUERPO DEL BÁLTICO (SP-8): En 1807, el gobierno español – entonces aliado de Francia-puso a disposición de Napoleón 14.000 hombres bajo el mando de Pedro Caro y Sureda, marqués de La Romana. En agosto de 1807 el cuerpo español estaba en  Hamburgo y Lübeck. Luego pasaron a las islas danesas de Langeland, Aröe y Thorseng. Las nuevas autoridades rebeldes españolas solicitaron a los ingleses que sus barcos notificasen al marqués de La Romana los sucesos de Madrid.


Tras una historia de “espías” bastante truculenta, el gobierno inglés hizo llegar las noticias de España, antes que los franceses al mando del mariscal Bernardotte desarmasen e internasen a los españoles. Para ello fue vital la actuación de La Romana, que aunque podría parecer estaba en connivencia con los franceses, lo que realmente hacia era contemporizar con el objeto de salvar a sus tropas y posibilitar algún día el retorno a España. Solicita la ayuda de la flota inglesa estacionada en Suecia y en septiembre embarcan en Goteburgo, y llegan a Santander el 10 de octubre. La Romana llega más tarde pues pasó por Londres, donde agradeció a Canning los esfuerzos hechos por éste para auxiliar a sus tropas. Llega por fin a La Coruña el 19 de octubre.

La Romana lucha en el norte y oeste de España durante toda la primera parte de la guerra. Cuando se disponía a marchar en socorro de Badajoz, muere de repente el 23 de enero de 1811. Al pie de su cadáver el Duque de Wellington, dijo: "El ejército español ha perdido en él su más bello ornamento, su nación el más sincero patriota, y el mundo el más esforzado y celoso campeón de la causa en que estamos empeñados"


Las dos acontecimientos (cartas estratégicas) siguientes supusieron la implicación total del Reino Unido en la Guerra de Independencia Española, la primera es la que permite la entrada en España de los británicos con el excelente general Moore como un adecuado sustituto de Wellington tras el fiasco de la Convención de Sintra. La segunda son los primeros refuerzos británicos tras la exitosa expedición a Portugal que supuso la primera expulsión de los franceses de ese país. El único fallo de la estrategia Aliada era no darse cuenta de que Napoleón y el principal y abrumador ejército francés podrían llegar a la península ibérica, como de hecho sucedió al poco tiempo.

ENTRADA EN ESPAÑA (BR-12): A principios de octubre de 1808, tras el escándalo en Gran Bretaña por la Convención de Sintra, Sir John Moore tomó el mando de los 30.000 hombres de la fuerza británica en Portugal. En noviembre, el ejército británico avanzó en España con la orden de ayudar a luchar a los ejércitos españoles contra las fuerzas francesas. Sin embargo, las fuerzas de Moore estaban dispersas y su capacidad era limitada. Aunque el grueso del ejército de Moore había avanzado a Salamanca, ninguna de las tropas de Baird había pasado de Astorga, y la caballería y la artillería estaban todavía a más de 100 kilómetros detrás.



LA EXPEDICIÓN DE BAIRD (REFUERZOS BRITÁNICOS) (BR-7): Baird fue un militar británico que luchó en la India. En 1806, siendo teniente general y al frente de una fuerza de unos 7.000 hombres, conquistó la colonia holandesa –entonces aliada de Napoleón- del Cabo de Buena Esperanza. Al iniciarse la Guerra de Independencia, en septiembre de 1808 zarpó de Cork con 12.000 hombres para reforzar el ejército de Sir John Moore en España, y para asumir el cargo de segundo al mando. Llegó a La Coruña el 8 de octubre desde donde destacó una división para reforzar a Lisboa. Las autoridades españolas en La Coruña no le permitieron desembarcar y lo enviaron a Vigo, donde se repitió la situación. El 22 de octubre por fin se le permitió desembarcar en La Coruña todo su ejército, que avanzó rápidamente para reunirse con Moore.



(CONTINUARÁ)

No hay comentarios:

Publicar un comentario